Panda Rojo y Oso Lunar
Panda Rojo y Oso Lunar, portada

Panda Rojo y Oso Lunar

Escrito e ilustrado por: Jarod Roselló
Publicado por: Top Shelf/IDW

Capturar la pura sensación de libertad que caracteriza la imaginación de un niño no es tan sencillo como se suele pensar. Es algo tan explosivo, flexible y frenético que requiere pensar genuinamente como un niño o una niña para tratar de capturar la magia detrás del ejercicio. Jarod Roselló logra capturar todo esto y más en las páginas de su novela gráfica Panda Rojo y Oso Lunar, una serie de aventuras interconectadas que siguen a los personajes titulares mientras defienden su comunidad de eventos mágicamente extraños.

La premisa es sencilla con el propósito de abrir la mayor cantidad de avenidas creativas para sus personajes. Roselló, artista cubanoamericano que escribió e ilustró el libro, toma a un dúo compuesto de una hermana y un hermano y los pone a realizar el equivalente de seguridad comunitaria. Claro, lo hacen como pequeños héroes de ciencia ficción que navegan y encuentran lo fantástico en las cosas más comunes de su ambiente.

En uno de los capítulos del libro vemos a los niños defensores confrontar dos perros que parecen actuar de forma agresiva solo porque piensan que eso es lo que significa ser una clase particular de perro. En otra misión se encuentran ante una epidemia de pesadillas solo para caer en otro misterio que atiende la desaparición de un edificio entero.

Oso Lunar
Panda Rojo y Oso Lunar

Estas son las primeras historias y realmente no me gustaría arruinarles las premisas de las que siguen. Descubrir cada una es una recompensa gratificante en todas sus partes y se aprecia mejor dentro de la lectura. Roselló logra hacerte sentir como un niño o una niña en pleno proceso de descubrimiento. Como el libro ya de por sí favorece una mezcla de ciencia ficción y fantasía para sus historias, los mundos y las ideas que salen de él terminan siendo vibrantes y fascinantes para explorar.

El estilo visual del libro le debe mucho a animaciones y caricaturas contemporáneas. El diseño de los personajes recuerda un poco a los de series como Adventure Time tanto en su sencillez como en su energía. Cae bien con el tono del libro y  le permite a Roselló jugar libremente con todos los colores habidos y por haber en su colección. Los colores son tan expresivos como los personajes e invitan al lector y a la lectora a pasar la mayor cantidad de tiempo posible en cada panel.

Todo esto contribuye a que Panda Rojo y Oso Lunar sea un libro sumamente feliz. Cada capítulo sigue un modelo clásico de literatura para niños y niñas que presenta un problema y una enseñanza general al ser resuelto. Roselló añade su propia voz aquí al proveer distintos puntos de vista en cada situación.

Panda Rojo y Oso Lunar

Las varias resoluciones que encontramos a través del libro tienden a invertir la dinámica de lo que es clásicamente bueno y malo para cuestionar por qué lo “malo” se considera como tal. Es sutil pero efectivo. Crea un espacio de posibilidades donde ciertas ideas pueden ser retadas para llegar a un entendimiento más profundo de lo moral. Más libros deben aspirar a esto. El reto es bienvenido.

Panda Rojo y Oso Lunar es un libro que captura lo que muchos piensan se queda en la niñez: la libre imaginación. Rescata esto para promover su uso sin importar la edad. Aboga por el uso continuo de las ideas para explicar y aprender más sobre el mundo, con el requisito de que nos divirtamos en el proceso.